
De este modo, surgió la idea de llamar a este proyecto «petrirrojo», como resultado de un juego de palabras y como homenaje a mis primeras creaciones con piedras pulidas de forma natural por el agua y el paso del tiempo.
Uno de mis cuadros de petirrojos preferidos es el que hice para acompañar la siguiente frase:
«Un pájaro posado en un árbol
nunca tiene miedo
de que la rama se rompa,
porque su confianza no está en la rama,
sino en sus propias alas»
Desde entonces, estas palabras se han convertido en mi filosofía de vida.
La confianza es aquello que nos aporta la seguridad para asumir nuestros retos y luchar por lo que creemos. Confiar en mí misma y creer que lo que vaya a hacer depende más de mí que de mis circunstancias ha hecho que perciba mi vida desde una perspectiva diferente. Cuando de verdad crees en ti, en tus ideas y en tus proyectos, es difícil que los demás pronuncien palabras que consigan desanimarte fácilmente.
Todos tenemos capacidades y talentos que nos hacen únicos. Cuando, además, están alineados con lo que nos apasiona, nuestras alas son aún mayores. Para conseguir elevar el vuelo con ellas, hace falta tener el coraje para tomar la decisión de desplegarlas y atreverse a volar alto. Así es como se consigue que un sueño se convierta en realidad: confiando en las propias alas para volar.
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