Con el alma desnuda

alma

He perdido la cuenta de los meses que llevaba sin publicar en mi blog. La falta de tiempo y, por qué no decirlo, la falta de rumbo habían hecho que dejase a un lado mi tarea de escribir en mi rincón virtual. Digo “mi tarea” porque hubo un tiempo en que así estaba considerada. Me propuse publicar contenidos que aportasen valor, con una periodicidad y el objetivo de trabajar mi marca personal. ¿Os suena, verdad? Era parte de mi promoción como profesional de marketing para colaborar en proyectos. Sin embargo, mi época como profesional independiente terminó y no me fijé un nuevo objetivo para continuar escribiendo. Así fue como fui olvidándome de este espacio.

Desde entonces, varias personas me han preguntado si pensaba en volver a escribir. Durante este tiempo, he continuado aprendiendo mucho, en el día a día en el trabajo, en conversaciones para “arreglar el mundo” con amigos, participando en cursos y conferencias, asistiendo a eventos de networking y trasteando en las redes sociales. Algunas de esas vivencias han despertado mi lado más creativo e impulsivo y nuevas ideas para redactar afloraban de forma espontánea. Pero después, venía mi lado más racional (y, por qué no reconocerlo, más “rancio”) para disuadirme de resucitar mi blog. Lo conseguía con la pregunta “¿para qué vas a escribir?”, a lo que sin dejarme tiempo para pensar contestaba a lo dúo Cruz y Raya “escribir pa’ na’ es tontería”. Así establecía el fin de la conversación conmigo misma. Como consecuencia, mis intenciones por reactivar el blog se desvanecían emulando a un meme de la Rana Gustavo: “A veces me entran ganas de volver a escribir, pero luego entro en Facebook y se me pasa”.

rana-gustavo

¿Qué ha pasado para que ahora esté creando este texto (y tú leyendo)? Digamos que me han dado un nuevo toque de atención, pero de esos que te despiertan del letargo. Hace unos días, recibí un mensaje en LinkedIn felicitándome por mis posts y comentarios en esta red. Sin embargo, esa persona no opinaba lo mismo de mis publicaciones del blog. Sus palabras eran sinceras, educadas, llenas de ánimo, pero al leer experimenté algo parecido a lo que la ganadora de una de las ediciones de OT debió sentir cuando Risto Mejide le dijo que era “como un consolador, perfecta en la ejecución, pero tremendamente fría en el sentimiento”. Vale, quizá estoy siendo algo exagerada. Lo que sí es verdad es que, tras aquellas palabras del publicista, la concursante reaccionó y, a la semana siguiente, dejó a Risto con la boca abierta. En mi caso, también se ha producido una reacción, aunque con la diferencia de no buscar asombrar a nadie.

Cuando empecé este blog, lo hice pensando en quiénes me iban a leer. Todo lo hacía desde un punto de vista de marketing y promoción de marca personal. Cuando todo eso ya no hizo falta, me sentí perdida. Ahora he recuperado el foco, que no es más que la libertad y autenticidad con la que me expreso. Ahora me siento libre al escribir primero para mí misma y no preocuparme nunca más ni de visitas, ni «me gustas» o RT que demuestren que un contenido sea considerado como un contenido de valor.

«La autenticidad es el verdadero valor, está dentro de cada uno y con ella no se buscan las apariencias, sino ser uno mismo, ser fiel a tus ideas y principios»

La autenticidad es el verdadero valor, está dentro de cada uno y con ella no se buscan las apariencias, sino ser uno mismo, ser fiel a tus ideas y principios. Escribir con autenticidad significa escribir con libertad, desde tu esencia. Así es como uno consigue librarse de máscaras, estrategias, postureos y sentirse libre para opinar sin buscar la aprobación de otros. Esto es posible cuando se escribe con el alma desnuda.

Si has encontrado este contenido interesante, es posible que para tus contactos también lo sea. Por ello, te animo a compartirlo.

¡Gracias por haberte pasado por aquí!

2 comentarios

  1. ¡Vaya sorpresa recibir en mi email tu entrada! Porque a pesar de los meses, sigo suscrito 😊

    Y siguiendo tu símil, tú eres mi Virginia Maestro, a la que todos daban palos en OT pero que a Risto gustaba desde los casting. No cambies. Evoluciona, pero no cambies.

    Sabes que a 800 kms hay gente que te aprecia y sigue esperando una visita.

    Nos vemos

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